A pesar de que en apariencia las copas de vino pueden parecer muy similares entre sí, lo cierto es que las formas y tipos de copa para tomar esta bebida están hechas para adecuarse a las diferentes características propias de distintas variedades. Cada copa, su tamaño, grosor del vidrio o altura tiene un sentido y una explicación, y aquí os vamos a contar de qué se trata. Aunque sea difícil de imaginar cómo es tener en casa tantos tipos de copas para simplemente degustar un buen vino de vez en cuando, si os interesa este particular mundo, os invitamos a seguir leyendo un poco más y conocer sobre estos 10 tipos de copas de vino.
Copas para vino tinto
Quienes se dedican a estudiar el mundo del vino y son aficionados a esta tradicional bebida cuidan cada paso y cada detalle a la hora de disfrutarla. La copa en la que se toma el vino es un elemento clave. Para identificar si es adecuada y de buena calidad, es importante observar que el cristal sea liso, transparente y fino, con un grosor máximo de un milímetro, y que el tallo sea lo suficientemente largo para que la mano no llegue a tocar el cáliz. Estas características ayudan a que se aprecien bien los delicados matices del vino así como a que se mantenga de manera adecuada la temperatura exacta a la cual se debe someter la bebida para ingerirla.
Además de estas características generales,hay que considerar también qué tipo de vino se va a servir para elegir la copa adecuada. Por ejemplo, las copas para tomar vino tinto deben ser grandes y de boca amplia, ya que los aromas y el cuerpo de la bebida deben tener espacio suficiente para que se los pueda degustar apropiadamente.
Aquí os presentamos tres tipos de copas para tomar vino tinto.
Borgoña
Este tipo de copa es ideal para servir vinos tintos que tengan cuerpo, acidez y algo de tanino, ya que por su forma hace que la bebida se dirija casi directamente a la parte de la lengua que detecta el sabor dulce.
La copa Borgoña es grande y de cuello ancho, lo que hace que el vino en su interior pueda girarse fácilmente, y así apreciar aún más los aromas, y por eso se la recomienda para degustar vinos intensos e imponentes en su textura y cuerpo. Esta copa tiene además una leve curvatura en el filo, que ayuda también a que los matices frutales del vino se aprecien aún más. Vinos tales como el Barbera, Pinot Noir, Burgundy o Gamay son ideales para ser servidos en una Borgoña.
Burdeos
Al igual que la copa Borgoña, la Burdeos se caracteriza por un amplio cáliz, lo que hace que el vino se oxigene bien y que el sabor dulce se dirija directamente a la parte de la lengua que lo degusta con mayor intensidad. Pero la forma de su cáliz es un poco más alargada y su cuello, más cerrado. El borde de este tipo de copa es plano en lugar de redondeado, lo que hace que también el vino se distribuya hacia el centro de la boca, lo que permite apreciar más los sabores frutados de la bebida por encima de los taninos.
Este tipo de copa es perfecta para servir vinos tintos jóvenes y con cuerpo, tales como un Cabernet Sauvignon, un Rioja, un Merlot o un Tempranillo.
Syrah
El tipo de copa Syrah, a diferencias de las dos anteriores, es perfecta para degustar vinos tintos tales como un Malbec, un Pinotage, un Grenache, un Amarone, o un Syrah, tal como lo indica su nombre. Estas variedades se caracterizan por tener un sabor frutal mucho más concentrado, y la estructura de esta copa, que se distingue por ser un poco más alargada y estrecha que las dos anteriores, ayuda a que ese sabor se sienta mejor en la boca.
Copas para vino blanco
Las copas para servir vino blanco suelen ser un poco más pequeñas que las que se utilizan para el vino tinto. Se caracterizan por su cáliz en forma de U, y por ser copas rectas y finas. Como los vinos blancos a menudo se beben fríos, es recomendable que la copa sea más pequeña para que la temperatura se mantenga fresca por más tiempo, y así también mantener las notas cítricas y especiadas que suelen distinguir a los vinos blancos.
Chardonnay
Siguiendo la característica general de las copas especiales para vinos blancos, la copa Chardonnay es una copa un tanto pequeña pero de boca ancha. Su tallo es bajo y su borde redondeado, lo que facilita que la bebida se distribuya principalmente en la punta de la lengua, y así se destaquen especialmente los sabores afrutados de esta variedad de vino por sobre los ácidos.
La copa Chardonnay está diseñada para que se potencien los sabores de vinos blancos tales como el Riesling, Montrachet, y el Chardonnay propiamente dicho. También se trata de una copa muy buena para servir vinos rosados.
Sauvignon blanc
De silueta recta, la copa Sauvignon blanc está diseñada para reducir el sabor ácido del vino al ingresar a la boca y para conducir la bebida directamente a la punta de la lengua, donde se aprecian especialmente los sabores frutados.
El cáliz de este tipo de copa es de tamaño pequeño, en comparación con las copas para vinos tintos, pero su talle es alto. Esto ayuda a que la copa se tome más fácilmente desde abajo, para que la mano no llegue al cáliz, y así se mantenga la temperatura fresca ideal para beber vino blanco.
Esta copa es ideal para degustar variedades como la Fume blanc, la Semillon, la Sancerre, la Zierfandle, y por supuesto, la Sauvignon blanc.
Blanco seco
El tipo de copa Blanco seco se caracteriza por ser un poco más grande que las dos anteriores, tanto en su tallo como en su cáliz. Es por ello que es una buena copa para servir vinos blancos cuyo aroma no es tan intenso, ya que la amplitud del vaso ayuda a que justamente el sabor se aprecie más en la boca, ya que el vino tiene espacio para moverse y respirar.
A pesar de que sea una copa más grande, no debe llenarse de vino. Los vinos blancos secos funcionan muy bien en este tipo de copas, tales como el Aula Verdejo, el Navara o el Terra Alta, así como los blancos gallegos, según sea su acidez.
Copas para vino dulce
Las copas ideales para servir vino dulce suelen ser más pequeñas que las que se utilizan para el vino blanco o el vino tinto. Y esto se debe a que en general el vino dulce suele acompañar la degustación de un postre, y por lo tanto el vino debe dirigirse directamente a la parte posterior de la boca para evitar una sensación empalagante, que haría que no se distingan los sabores. Además, los vinos dulces suelen tener una graduación alcohólica mayor, así que una copa pequeña ayuda a beber medidas más reducidas.
Las copas de vino dulce se caracterizan también por tener una abertura más estrecha y un cuerpo ancho, ayudando a que los aromas de la bebida se aprecien también por la nariz.
Sauternes
La copa Sauternes tiene más bien un tamaño intermedio, no tan pequeño como otras copas típicas de vino dulce. El cáliz no es tan amplio, sino que más bien presenta una forma y una medida un tanto más proporcionadas.
Además de utilizarse para servir la cepa francesa sauternes, este tipo de copa es ideal también para degustar un moscatel o cualquier otro vino dulce.
Jerez
Tal como su nombre lo indica, este tipo de copa es la que corresponde al típico vino balnco dulce, el vino de Jerez. Se trata de una copa pequeña, cuyo cáliz es más bien alargado, pero su tallo es corto y un poco más grueso que el del resto de las copas. Como el vino de Jerez se suele servir fresco, el cristal de este tipo de copa es grueso, lo que ayuda a conservar la temperatura de la bebida.
Oporto
La copa para servir vino Oporto se caracteriza por tener un cáliz ancho en la base, que se cierra un poco llegando a la boca de la copa, similar a la forma de una guitarra. Esto ayuda a que el aroma del vino se mantenga concentrado. Aunque se trata de una copa que se identifica principalmente con el vino Oporto, otros tipos de vino dulce se pueden servir en ella perfectamente, tales como por ejemplo el Tokaj.
Madeira
Si bien el vino Madeira se puede degustar en otras copas, como por ejemplo, en una copa Oporto, esta variedad tiene su propia copa que se parece bastante a la anterior. Lo importante para apreciar bien esta cepa, que se distingue por su consistencia densa, es utilizar una copa que tenga esa forma similar a la de una guitarra, con un estrangulamiento en el centro que luego se abre en el cuello. De esta manera, el aroma del vino se presenta mucho mejor a quien lo bebe.