El desperdicio de alimentos es quizás uno de los temas que más preocupan hoy en día a nivel mundial. No sólo por el impacto económico que puede suponer, sino también por el uso de recursos tales como el suelo, la energía o materiales químicos necesarios para la producción. Entre los alimentos que más se desperdician, el pan es uno de los principales. Y no sólo en casa, cuando el pan se pone duro por ejemplo, sino que también en sus etapas de producción y distribución.
Si bien existen varias recetas para aprovechar el pan cuando se pone duro, aquí presentamos algunas recomendaciones para conservar adecuadamente este preciado alimento, en mejor estado y por más tiempo.
Ambiente seco y nada de plástico
Como el pan es un alimento básico de cualquier mesa familiar, es importante aprender a conservarlo adecuadamente, por más tiempo, para que no se ponga duro. Un cuidado adecuado de este producto puede depender de muchos factores, pero sin dudas cómo se almacene será clave para su correcta manutención.
Utilizar la misma bolsa en la que nos suelen vender el pan de barra, por ejemplo, es lo peor que podemos hacer, ya que cualquier bolsa o envoltorio de plástico atenta contra la corteza seca y crujiente del pan. Y esto se debe a que este alimento tiende a absorber la humedad natural del ambiente, y si colocamos cualquier barrera impermeable de plástico la humedad se concentrará allí y la corteza tenderá a ablandarse, y hasta puede que sólo en unos días se genere moho en su interior. Por lo tanto, siempre es mejor guardar el pan en una simple bolsa de algodón.
Conservar el pan en espacio seco y evitando bolsas de plástico hará que nuestro pan tarde más en ponerse duro, y de esta manera lo podamos aprovechar hasta la última miga.
Conservarlo en lugares fríos o con corriente de aire
Siguiendo las recomendaciones anteriores, el ambiente o el espacio de la casa donde guardemos el pan tiene que ser un lugar más bien templado y aislado de corrientes de aire.
A no ser que decidamos congelar el pan, siempre es importante cuidar que no esté expuesto al frío, ya que de lo contrario se secará más rápidamente, y no sólo la corteza, sino que también la miga se endurecerá.
También se recomienda almacenar el pan en un ambiente alejado del sol, ya que esto también contribuye a que se seque rápidamente. Los antiguos cajones de madera para guardar el pan, como el que utilizaban nuestras abuelas, siguen siendo la mejor opción para un correcto cuidado y conservación de este producto.
¿Nevera o congelador?
Como ya dijimos, los ambientes fríos son enemigos del pan, así que almacenar el pan en la nevera nunca es una buena opción para conservarlo adecuadamente. Y esto aplica para cualquier tipo de pan, ya que siempre esta opción va hacer que se reseque más rápidamente.
Sin embargo, recurrir al congelador para guardar el pan sí es una muy buena alternativa. Para hacerlo correctamente, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones, que no sólo ayudarán a que el pan se conserve mejor sino también a que se descongele adecuadamente.
Lo mejor es cortarlo en rebanadas antes de congelarlo, así como utilizar algún envoltorio o recipiente apropiado para congelador, que además permita un cierre hermético para que el pan conserve su humedad natural así como también para protegerlo de olores fuertes que pueda absorber de otros alimentos, tales como el pescado. Si guardamos el pan en rebanadas, podremos ir utilizándolas a medida que las necesitemos.
Para descongelar el pan es recomendable evitar el microondas. Es mucho mejor llevar el pan congelado unas horas a la nevera y luego dejarlo a temperatura ambiente hasta que esté descongelado. De esta manera, el pan estará exactamente igual que antes, y ni notaréis que estuvo guardado en el congelador.
Otra cosa que se puede hacer al momento de congelar el pan es anotar en el recipiente la fecha de vencimiento del producto, para estar seguros de que lo vamos a consumir en ese período.