Imaginemos que te acabas de comprar un bonito recetario de esos a todo color, cargado de recetas en sans serif con sus correspondientes fotos hípsters. Te pones a hojearlo, hasta que te topas con la típica receta de soufflé. Pasas la página y encuentras otra receta, esta vez, de flan. Una duda empieza a despertar –para los menos expertos– y, aunque te cueste reconocerlo, la pregunta surge clara, los interrogantes acerca de la diferencia entre flan y soufflé siguen ahí.
En Fine Dining Lovers os queremos a todos igual, a los foodies más avezados y a los curiosos que se están iniciando en el mundo de la cocina, y hemos decidido aclarar de una vez por todas la diferencia entre flan y soufflé.
Respuesta: la cocción. Mientras que el soufflé se cuece en el horno, el flan lo hace en el horno, sí, pero al baño maría. Además, el soufflé tiene una consistencia inflada, esponjosa, que se consigue con las claras montadas a punto de nieve. El recipiente ideal para preparar un soufflé es la cocotte. ¿Un consejo? Una vez cocido, sírvelo inmediatamente para evitar que se baje.
El flan tiene una consistencia blanda y menos etérea, por la presencia de materia grasa –la bechamel, que se puede sustituir con requesón si quieres una versión light– que hace que sea más compacto y pastoso. También en el caso del flan lo fundamental es la cocción: demasiado tiempo de horno podría deshidratar la superficie de tu pastelito gourmet o, peor aún, secarlo del todo.
Soufflé: recetas
Empecemos por el soufflé con dos versiones para intentar en casa. Perfecto tanto dulce como salado, el soufflé es un excelente entrante que se puede servir acompañado de una copa de vino para combatir el tedio del invierno y recrearse el paladar.
Si quieres experimentar, el soufflé de calabaza es un reto culinario digno de un auténtico foodie.
También da mucho juego el soufflé en versión dulce: prueba esta versión de vainilla sin mantequilla, que se acompaña con una salsa de frutos del bosque o con una bola de helado para los más golosos.
Flan: recetas
Tanto el flan como el soufflé se prestan a miles de interpretaciones en clave vegetariana. Una combinación estupenda es la de brócoli y coliflor para hacer un pastelito salado que te encantará.
Te aconsejamos que pruebes también a incorporar un queso: hará que tu flan sea fundente y aportará un extra de sabor. Un flan con pimientos y caprino tiene gusto «redondo» y cremosidad irresistible.
Pero si lo tuyo es la experimentación, puedes inspirarte en el flan con ciauscolo, un embutido italiano de cerdo que puedes sustituir con salchicha o butifarra.