De hojas verdes y flores blancas, el árbol de la moringa se utiliza desde hace siglos por sus innumerables propiedades. Si bien proviene de India, hoy en día crece en muchas regiones tropicales y subtropicales del mundo, y desde hace algunas décadas es objeto de detalladas investigaciones científicas que buscan confirmar todas las propiedades que se le atribuyen. Sigue leyendo para descubrir por qué lo llaman el “árbol milagroso”, cuáles son sus propiedades y cómo puedes hacer para incluirlo en tu dieta con deliciosas recetas.
Moringa: ¿qué es?
El árbol de moringa, cuyo nombre científico es Moringa olefeira, también se conoce como moringo, “planta milagrosa” o “árbol de la vida”, ya que es reservorio biológico de una cantidad de vitaminas, minerales y antioxidantes que casi ninguna otra planta posee. Este árbol, que es una de las 13 especies que componen la familia de las Moringáceas, es originario del norte de India, Nepal y el noroeste de Pakistán. Sin embargo, debido a su capacidad de adaptación y a su alta tolerancia a casi todo tipo de suelos en climas de temperaturas moderadas (por sobre los 8 °C), se ha extendido a otras zonas tropicales y subtropicales de Asia, África y América. Tiene hojas de color verde claro, flores blancas o de color crema y vainas en las que se encuentran las semillas.
¿Para qué sirve la moringa? Propiedades y beneficios
La moringa es una planta fuera de lo común: los estudios que se han realizado hasta la fecha demuestran que contiene más vitaminas y minerales que ninguna otra planta, y que incluso las proteínas que aporta son completas, algo que solo suele darse en las proteínas animales. Culturas milenarias ya la utilizaban tanto por sus propiedades medicinales como cosméticas, y hasta la Organización Mundial de la Salud y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) han destacado su importancia en la alimentación, principalmente de niños en países que tienen altas tasas de desnutrición.
Historia
La medicina ayurvédica y otras medicinas tradicionales, así como la homeopatía, ya empleablan la moringa para tratar desde dolores de cabeza y anemia hasta ansiedad, conjuntivitis, dolor de garganta y asma. Se han encontrado, además, registros de su uso por parte de los romanos y los egipcios en aceites y lociones corporales. Estos últimos la consideraban un bien preciado, y no solo la utilizaban en el proceso de momificación, sino que también la incluían en los tesoros que acompañaban a los reyes en su sepultura. Con el correr de los siglos, y acercándonos más a Occidente, los usos registrados se circunscriben al ámbito industrial (como lubricante para maquinarias) y al sector ganadero, donde se utiliza aún hoy como planta forrajera de calidad para alimentar al ganado ovino y bovino, a las aves y los peces.
A partir del siglo XX, varios estudios científicos han ido confirmando las propiedades de esta planta. Por ejemplo, se han hallado numerosos antioxidantes que explican su efecto antiinflamatorio, así como sus propiedades antibacterianas, útiles, por ejemplo, en el saneamiento del agua y la desinfección de alimentos.
Propiedades nutricionales
Como ya mencionamos, la moringa contiene una enorme cantidad de vitaminas, minerales y antioxidantes que explican los beneficios que se le atribuyen.
En cuanto a las vitaminas, se sabe que contiene más vitamina A que las zanahorias, más vitamina C que las naranjas, más potasio que el plátano, más hierro que la espinaca y más proteína que ningún otro vegetal, y también vitaminas del grupo B y vitamina E.
La cantidad de calcio, hierro y aminoácidos esenciales que contiene son equiparables a las cantidades diarias recomendadas por la OMS y la FAO, y es por esto que esas organizaciones han destacado la importancia de esta planta para hacer frente a la creciente problemática de la desnutrición y de estados carenciales de vitaminas, sobre todo en niños en edad de crecimiento y en mujeres en período de lactancia.
Entre las principales propiedades que se le atribuyen se encuentran las siguientes:
- Efecto antiinflamatorio. Gracias al alto contenido de antioxidantes, como la quercitina. Esto hace que sea indicada para la prevención de la artritis y beneficiosa para el sistema cardiovascular y en el tratamiento de enfermedades como la obesidad.
- Reducción de la glucosa (efecto hipoglucemiante) y de los niveles de insulina. Si bien aún son necesarios más estudios al respecto, se ha visto que la moringa resulta eficaz en la gestión de estos parámetros y que, por lo tanto, podría ser indicada para el tratamiento de la diabetes.
- Efecto beneficioso para la vista. Gracias al alto contenido de betacaroteno.
- Regulación del colesterol, gracias a su alto contenido de fibras, que absorben la grasa en el intestino. Esta característica también le confiere un efecto laxante, que ayuda a tratar estados de constipación.
- Efecto antibacteriano, eficaz contra bacterias como la Escherichia colli, presente en algunos alimentos y en el agua.
- Efecto regulador de la acidez. Se ha visto que las infusiones de moringa ayudan a aliviar este síntoma y a tratar las úlceras.
Cómo tomar la moringa
Todas las partes de la planta son comestibles: semillas, hojas, vainas, flores e incluso las raíces, y generalmente se consumen cocidas, en infusión o en polvo.
Lo más habitual es conseguir sus hojas y flores, que pueden infusionarse, por ejemplo, para preparar té. Además, en el mercado pueden conseguirse suplementos alimentarios en forma de cápsulas o de polvo para agregar a diferentes preparaciones.
En cuanto la cantidad recomendada, en general se indican entre 3 y 5 gramos por día, mientras que las personas con mayor desgaste oxidativo pueden consumir hasta 9 gramos. Es importante no excederse en el consumo de esta planta, ya que, si bien no existen estudios detallados sobre las contraindicaciones, sí se sabe que puede resultar tóxica en grandes cantidades, principalmente por sus propiedades laxantes e hipoglucemiantes.
Recetas con moringa
De la moringa pueden utilizarse las hojas o bien el polvo, que se consigue en supermercados y tiendas especializadas. Las hojas pueden infusionarse directamente en agua hirviendo para preparar té, mientras que el polvo puede incluirse en infinidad de preparaciones, desde sopas, tortillas, y panes hasta salsas, batidos e incluso como aderezo de ensaladas y verduras. Aquí compartimos algunas recetas con moringa para que pruebes en casa.
Batido energizante de moringa
Ingredientes:
- Hojas de moringa frescas o en polvo
- Plátano
- Espinacas
- Leche vacuna o vegetal
- Miel a gusto
Mezcla todos los ingredientes en una licuadora hasta obtener una consistencia suave. Añade hielo y disfruta de este batido fresco por la mañana para empezar el día con energía.
Ensalada de moringa
Ingredientes:
- Hojas de moringa frescas
- Tomate
- Aguacate
- Queso feta
- Aceite de oliva
- Limón
- Sal y pimienta
Combina todos los ingredientes en un bol, exprimir el limón, añade sal y pimienta al gusto. Mezcla y sirve.
Pesto de moringa
Ingredientes:
- Hojas de moringa frescas
- Albahaca
- Piñones
- Ajo
- Queso parmesano
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
Tritura las hojas de moringa, la albahaca, los piñones y el ajo en un mortero o en un procesador de alimentos. Añade queso parmesano y mezcla. Agrega aceite de oliva hasta lograr la consistencia deseada. Añade sal y pimienta al gusto. Sirve con pasta o como aderezo.
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