Yannick Benjamin, restaurador neoyorquino y veterano del sector del vino y la hostelería, ha sido elegido Hospitality Heroes por Fine Dining Lovers. Su pasión por mejorar el sector para las personas discapacitadas, tanto empleados como clientes, sirve de inspiración y, lo que es más importante, está impulsando un cambio real y duradero.
"Este trabajo no se acaba nunca", dice Benjamin por teléfono de camino al trabajo. Es el día de San Patricio y Nueva York se tiñe de verde, pero Benjamin está centrado en su tienda de vinos y en el restaurante Contento. "Hay que seguir mejorando cada día. Los cambios traen más cambios, así que no debemos dormirnos en los laureles".
En 2003, Benjamin sufrió un accidente de coche que le dejó paralizado de cintura para abajo. Como sumiller, se enfrentó a dificultades para seguir haciendo lo que le gustaba, pero se adaptó rápidamente, equipando su silla de ruedas con una mesa que le permite trabajar en el suelo como sumiller. Fue el comienzo de un viaje en el que amplió su influencia en el sector para defender una mayor accesibilidad.
“En la hostelería, las cosas han mejorado mucho. Se está hablando del tema, la gente es mucho más consciente. Operadores y directivos se están dando cuenta de lo increíblemente valioso que es no sólo contratar a personas con discapacidad, porque tienen mucho que ofrecer y aportan talento y una perspectiva única, sino también de que puede ser un mercado muy lucrativo.
"Más de 61 millones de estadounidenses tienen alguna discapacidad y disponen de más de 5 billones de dólares de poder adquisitivo. Si no se les puede incentivar emocionalmente, al menos se les debería incentivar financieramente, porque las cifras de este negocio son muy duras y exigentes. Entonces, ¿por qué excluimos a un grupo demográfico así?".
Benjamin habla con conocimiento de causa, entiende perfectamente que los restauradores tienen problemas para que sus espacios sean más accesibles, pero hay pequeñas cosas que todos podemos hacer y que pueden marcar la diferencia.
"Reconocerlo y hablar de ello es genial, pero hay que pasar a la acción", afirma. "Tengo la suerte de poder viajar bastante y, por desgracia, cuando salgo de Estados Unidos, otros países van por detrás en la inclusión. Me doy cuenta de que, en lugares como Europa Occidental, las infraestructuras son muy antiguas. He visto situaciones en las que hay dos o tres escalones para entrar en un restaurante, entiendo que quizá el edificio tenga 300 años, pero nada impide a los propietarios conseguir una rampa portátil para que alguien en silla de ruedas pueda acceder. Nada les impide tener menús en braille, o un código QR para que los invidentes puedan usar su aplicación para que les lean el menú. Se puede conseguir accesibilidad social para personas con discapacidad intelectual, auditiva, visual... Son cosas que se pueden implementar fácilmente”.
Benjamin entiende las dos caras de la moneda, porque sabe lo que es ser una persona sin discapacidad que trabaja en el sector. Sin embargo, la discapacidad es algo con lo que estaba muy familiarizado antes de que formara parte de su vida.
"Tuve un accidente de coche a los 25 años", explica. "En mi familia hay personas con discapacidad. Tengo dos primos ciegos, un primo en Bretaña con la misma lesión medular que yo y mi abuelo también estuvo ciego sus últimos años. Así que el concepto de discapacidad no me era ajeno”.
"Hay personas que nacen con una discapacidad, pero la mía llegó más tarde, así que aprendí como persona no discapacitada y luego tuve que hacer la transición a la vida de discapacitado y volver a aprenderlo todo. Pero la pasión, la curiosidad y las ganas nunca me abandonaron y eso es lo más importante".
Junto con su amigo Alex Elegudin, que sufrió una lesión medular el mismo mes, Benjamin fundó Wheeling Forward, para ofrecerles a las personas con discapacidad la motivación y los recursos necesarios para reanudar una vida activa. El éxito de la organización está impulsado por un grupo de defensores que trabajan para lograr avances reales en nombre de la comunidad de las personas con discapacidad.
Recientemente ha abierto el restaurante Contento en Harlem. La comida es peruana y el espacio se ha convertido en un ejemplo de inclusión.
Contento es un restaurante con el lema "accesible para todos". The New Yorker lo describe como un restaurante que "trata la accesibilidad como un derecho". Las mesas son más altas para acomodar sillas de ruedas y el espacio entre ellas permite a los usuarios moverse libremente. El restaurante tiene previsto poner en marcha un programa de formación laboral para personas con discapacidad del barrio y personas de comunidades marginadas. La inclusión está presente en todo lo que hacen en Contento, con el objetivo de convertirlo en un modelo de mejores prácticas empresariales y laborales, así como en un espacio seguro y respetuoso para los clientes y el personal.
"Contento tiene un elemento que me parece muy importante: practicamos la accesibilidad social y nos aseguramos de que sea lo más accesible posible físicamente. Proporcionamos un espacio y un servicio para que las personas con discapacidad puedan entrar, recibir un trato digno y respetuoso y, sobre todo, para que se sientan cómodas en él. Hay gente que viene de todas partes para venir a nuestro restaurante porque saben que van a recibir un trato que no encuentran en otros establecimientos".