La avena es una planta herbácea de la familia de las poáceas, de las que existen aproximadamente 50 especies. La especie que más se cultiva es la llamada Avena sativa (conocida como “avena común”) y el cereal que se obtiene de esta planta, que se consume durante todo el año, es rico en propiedades beneficiosas.
Las propiedades de la avena
Durante mucho tiempo, la avena estuvo “relegada” a la alimentación de los animales, pero sus propiedades beneficiosas la han hecho llegar, y con razón, a nuestra mesa.
La avena, de hecho, es una fuente de hidratos de carbono de absorción lenta, lo que hace que proporcione energía durante períodos prolongados sin generar picos de insulina. Además, su elevado contenido de fibras ayuda a la regularidad intestinal.
100 gramos de copos de avena aportan aproximadamente 373 calorías, de las cuales:
- 72 g de hidratos de carbono
- 8 g de proteínas
- 7,5 g de lípidos
- 8,3 g de fibras
La avena también contiene calcio, hierro, fósforo y vitaminas del grupo B, y puede conseguirse en grano, en harina, en copos o en forma de bebida vegetal.
Desayuno con avena: desde el porridge hasta la leche de avena
La avena ha sido siempre un buen ingrediente para un desayuno sano y rico en energía. Los copos se pueden comer con leche o utilizarse para preparar el famoso porridge, un clásico del desayuno inglés.
Para prepararlo, colocar la leche (de vaca o vegetal) en un cazo, calentarla y endulzarla a gusto (por ejemplo, con azúcar de caña, miel o sirope de agave). Una vez calentada la leche, agregar los copos de avena y cocer durante aproximadamente 5 minutos a fuego suave mientras se mezcla. Para darle más sabor, se le pueden agregar frutos secos (nueces, almendras, avellanas) y fruta fresca.
Los copos de avena también son deliciosos acompañados de yogur. Aquí os compartimos una receta superrápida para quienes tienen poco tiempo. Colocar el yogur en un vaso transparente, agregar los copos de avena, unas rodajas de plátano y manzana y endulzar con miel. Decorar con unas hojas de menta para darle un toque aromático a la preparación.
Si buscáis una alternativa vegetal para comenzar el día, podéis probar la leche de avena, una bebida que se obtiene mezclando avena y agua. La avena se deja en remojo en agua durante varias horas, después se calienta, se filtra y se vuelve a mezclar con otra parte de agua.
¿El resultado? Un sustituto cremoso y aromático de la leche de vaca, sin lactosa y rico en fibras y proteínas. Una taza de leche de avena contiene aproximadamente 120 calorías y 5 gramos de grasas, y las versiones comercializadas a menudo están enriquecidas con calcio y vitamina D.
Debido a que no contiene nueces ni avellanas, también es adecuada para quienes padecen intolerancias o alergias a los frutos secos. Y es, además, la más económica de las bebidas vegetales.