Es normal que te pregunten: “¿Te apetecen unas patatas fritas con eso?” cuando pides algo en un restaurante. A lo que muchos de nosotros decimos que sí sin pensar, porque, después de todo, sólo son unas patatas fritas, ¿no? Pero ¿qué harías si esa ración de patatas fritas costara 200 dólares?
En el restaurante Serendipity 3, no hacen las cosas a medias. Este restaurante de Nueva York está celebrando su reapertura (tras el levantamiento de las restricciones del coronavirus) con una ración de patatas fritas a 200 dólares, también conocidas como "Creme de la Creme Pommes Frites", rociadas con oro y bañada en virutas de trufa. Naturalmente, estas patatas fritas de 200 dólares se sirven en un plato de cristal junto con su carísima hamburguesa (295 dólares) y su exclusivo helado (1.000 dólares).
"Realmente era una oportunidad para utilizar ingredientes que se suelen usar todos los días", le dijo el chef Schoen-Kiewert al New York Post. “Se nos ocurrió usar unas patatas fritas, cuando piensas en lujo te suelen venir a la cabeza las trufas o el aceite de trufa, pero nosotros pensamos en cremas de alta gama. También pensamos en la salsa mornay, una salsa de queso básica, pero queríamos convertirla en algo muy especial".
Estas exclusivas patatas fritas están creando un gran revuelo, con una lista de espera de ocho a diez semanas para probarlas, según la CNN, lo que las convierte probablemente en las patatas fritas más populares y más caras del mundo, como ha quedado registrado en el Libro Guinness de los Récords. .
¿Qué son las Creme de la Creme Pommes Frites?
Las patatas fritas de triple cocción están hechas con patatas Chipperbeck del norte del estado, que primero se escaldan con champán Dom Perignon y vinagre francés J.LeBlanc de Champaña-Ardenas para reducir su contenido de almidón y hacerlas más crujientes; a continuación se fríen dos veces en grasa pura de ganso francés, primero a 320˚F y una vez más a 375˚F.
Una vez cocidas, se espolvorean con sal de trufa de Guerande francesa, se mezclan con aceite de trufa de verano Urbani y se cubren con queso de oveja Pecorino Tartufello de Crete Senesi y virutas de trufas negras procedentes de Volterra y Miniato. Este exquisito plato se remata con unas trufas negras de verano de Umbría. La salsa de queso Mornay para acompañar también se aromatiza con trufas.
Por último, las patatas fritas y la salsa se sirven en un plato Arabesque de cristal de Baccarat y se decoran con polvo de oro de 23 quilates comestible, a 150 dólares el gramo, para completar la experiencia.