Cortar en juliana nuestras cebollas, retirando las puntas y la corteza. Pueden cortarse también en rodajas, aunque no deben ser muy gruesas.
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sirve para
Tiempo Total
Ingredientes
Preparación
Step 01
Step 02
Luego, en una olla o recipiente, añadir el aceite y la mantequilla a fuego medio alto. Una vez que la mantequilla esté derretida, se debe agregar toda la cebolla junto al diente de ajo, y revolver bien todos los ingredientes para que la cebolla comience a dorarse.
Step 03
Cuando hayan pasado unos minutos, bajar el fuego al mínimo durante unos 20 minutos y continuar salteando la cebolla. Colocar la tapa en la olla y revolver de vez en cuando con una cuchara de madera, controlando que la cebolla no se pegue y que se cocine de manera pareja.
Step 04
Pasados unos 20 minutos más, subir el fuego a temperatura media y añadir el azúcar. Continuar revolviendo con la cuchara, para que la cebolla se siga cocinando, esta vez de manera caramelizada. Cocinar de este modo por unos 10 minutos más aproximadamente. Se debe revolver hasta que las cebollas tomen un color oscuro, teniendo especial cuidado de que no se quemen.
Step 05
Luego, añadir harina de trigo y mezclar bien hasta que se integre con el resto de los ingredientes.
Step 06
A continuación, se deben agregar los líquidos a la preparación en el siguiente orden: primero se vierte el vino blanco, preferentemente seco y no dulce, y luego el caldo de res. Una vez se echa el vino y el caldo, se añade el tomillo, la hoja de laurel, y un poco de sal y pimienta.
Step 07
La sopa va a continuar su cocción hasta llegar al punto de hervor, donde luego de unos minutos el fuego se volverá a bajar, para que la preparación siga allí por una media hora más. Al bajar el fuego, y con la ayuda de una cuchara, se puede retirar la espuma que se generó cuando la sopa rompió en hervor.
Step 08
Mientras nuestra sopa se termina de cocinar, colocar las rodajas de pan en el horno hasta que tomen color. Y cuando la sopa ya esté lista, colocar el pan previamente horneado en el fondo de una cazuela o plato hondo, para servir allí la sopa directamente sobre las rodajas.
Step 09
Añadir un poco de queso rallado a la sopa y llevarla por unos minutos al horno, calentado a temperatura alta, para gratinar el queso. Una vez el queso se haya gratinado, podemos retirar del horno y servir caliente la sopa de cebolla.
Trucos para preparar una exquisita sopa de cebolla
Este delicioso plato es muy sencillo de preparar e ideal para los días más fríos de invierno. Sin embargo, para que su resultado sea perfecto, es importante tener en cuenta algunos trucos que son los que harán que esta sopa de cebolla sea única.
Por empezar, vale aclarar que si bien existen muchos tipos de cebolla, para esta preparación es fundamental que se utilice únicamente el tipo de cebolla blanca. Esta cebolla es más dulce que otras, como por ejemplo, la cebolla morada, y es lo que marcará la diferencia en el sabor final de nuestra sopa.
Otro truco para que el resultado sea el esperado, es que se haga un correcto sofrito de las cebollas. Por eso, se recomienda que al cortarlas se haga con un corte fino, ya sea en juliana, en rodajas finas o media luna. Es muy importante que al caramelizar las cebollas, la cocción no se pase y las cebollas no se quemen.
Por otro lado, el caldo que utilicemos también es un aspecto clave en esta preparación. Un buen caldo de res es una de las bases primordiales de esta receta, por lo tanto, se sugiere preparar un caldo natural y bien concentrado. Para ello, se deben sofreír los huesos de la carne hasta que queden oscuros. Luego, se añaden los huesos a nuestra olla junto a los condimentos y vegetales que más nos guste, como pueden ser zanahoria, apio, cebolla y ajo. Siempre a fuego bajo, una vez los huesos con los vegetales larguen sus sabores, se puede añadir al caldo también un poco de vino tinto u oporto.
Respecto al queso que se debe utilizar para gratinar la sopa en el último paso, se recomienda usar queso parmesano, gruyere o emmental.
Finalmente, el toque del pan gratinado hará de esta sopa una experiencia única de sabores y texturas. Si bien se puede utilizar pan fresco, lo ideal es usar pan que tenga un par de días. Al estar más duro, sumado a que lo tostamos durante unos minutos, va a resistir mucho mejor el peso del queso y el resto de los ingredientes y, por lo tanto, no se va a deshacer como puede suceder con un pan fresco del día.
Esferas de agua de tomate y aceite de oliva
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