Dónde comer en Filadelfia

En 2019, cuando la Fundación James Beard nombró a Zahav como el mejor restaurante del país, esta prestigiosa institución sólo estaba confirmando lo que muchos filadelfianos ya sabían. El nombre de este restaurante de Society Hill no puede ser más acertado, ya que en hebreo significa "oro" y el local israelí se ha convertido en la joya de la corona de la gastronomía de la ciudad, sofisticada, pero sin pretensiones. El chef y propietario Michael Solomonov ofrece hábilmente a los comensales una introducción a la comida de su lugar de origen y consigue elevar una comida aparentemente sencilla a nuevas cotas. Los pequeños platos de salatim, como las remolachas con tahine y las zanahorias marroquíes, complementan los tiernos corazones de pato a la parrilla y las crujientes alcachofas, mientras que la deliciosa paletilla de cordero con granada, garbanzos y tahdig se ha convertido en el plato más solicitado del restaurante.

Un menú adictivo, con ingredientes de origen local y acompañamientos caseros, atrae a los comensales que insisten en llamar a su puerta. La lista de clásicos italianos rústicos, ensaladas abundantes y marisco fresco siguen siendo los favoritos de siempre, mientras que pizzas imaginativas como la Coniglio (una deliciosa cacofonía de salchicha de conejo y avellana, tomates San Marzano, ortigas y aceitunas) sirven para recordar por qué un asiento en este diminuto restaurante es tan codiciado. Para terminar la comida, se puede tomar un entrante de albóndigas rellenas de caciocavallo y el elogiado budino, un pudín de huevo italiano.

En la última década, los restaurantes vegetarianos y veganos han logrado desprenderse de su reputación de ser poco más que bares de ensaladas con ínfulas. El moderno Vedge ha roto ese concepto restrictivo con un menú progresivo de platos tipo tapas, como berenjena ahumada, coliflor y garbanzos en salsa verde. Se pueden pedir verduras frescas de granja de su sugerente "menú de la tierra" y el tofu quemado con especias, rebozuelos, calabaza kabocha y madeira es capaz de convencer y hasta seducir a los carnívoros acérrimos. Tal vez la característica más notable de este paraíso vegetal es que no intenta servir imitaciones de platos centrados en la carne: no vas a encontrar "beicon" vegetal ni "salchicha" de tofu en el menú. Se trata de un restaurante "vegetal" que se siente muy cómodo en su propia piel.

Durante años, Bibou gozó del indiscutible honor de ser el mejor restaurante francés de la ciudad, puesto que ostentó hasta su cierre por la pandemia. Tras un rápido cambio de marca, acaba de reabrir como tienda de alimentación y las codiciadas terrinas, patés, salchichas, quiches y panes del chef Pierre Calmels llenarán ahora las vitrinas de la épicerie, así como artículos especiales y productos secos importados, garantizando la continuidad de lo mejor del antiguo Bibou.

El galardonado chef Marc Vetri ha estado en el radar de los amantes de la comida desde que apareció en la escena gastronómica de Filadelfia con su restaurante italiano homónimo hace dos décadas, y con razón. Un auténtico chef que habla con tanta pasión de la extrusión de la pasta como de la importancia de seleccionar un aceite de oliva adecuado y que consigue transmitir esa pasión al plato. Vetri Cucina es, sin duda, la joya de la corona de su imperio de restaurantes (posee varios en la ciudad) y goza de la reputación de ser un destino culinario en cualquier lista de deseos. El menú de degustación del chef (menú único) cambia con frecuencia, pero siempre con un toque hedonista, con pastas y salsas artesanales, antipasti y cremosos postres.

La clave de la comida griega-chipriota radica en su simplicidad: un puñado hierbas frescas y un chorrito de cítricos es todo lo que se necesita para resaltar el marisco del día o platos típicos como el souvlaki, los kebabs y el shawarma. El menú de Kanella es buena muestra de ello. Este luminoso local no pretende reinventar nada, sino que sirve platos tradicionales de los que cualquier abuelita griega estaría orgullosa.

No faltan pizzerías en esta ciudad, donde son casi tan omnipresentes como las de Nueva York, pero Nomad se distingue de las demás por su arma secreta: un horno de leña con cúpula de cobre que alcanza los 850 grados de donde salen masas al estilo napolitano perfectamente cocinadas en sólo 90 segundos. Las pizzas se elaboran con ingredientes locales y ecológicos siempre que es posible, y el resultado es una carta breve con una docena propuestas y un puñado de ensaladas artesanales. Aunque todo el menú es excelente, las pizzas de trufa, la de salchicha picante y la Margarita son las claras ganadoras.

Este restaurante libanés, que cuenta con varios espacios, ha contado con el favor de los locales desde el principio. Suraya, un mercado especializado abierto todo el día, con cafetería, restaurante y jardín al aire libre, es uno de los establecimientos más sabrosos de la ciudad. El menú del complejo transporta a los comensales a Oriente (una zona que incluye Turquía, Siria, Palestina, Líbano, Jordania, Irak e Israel) y les ofrece una deliciosa lección sobre los contrastes y la complejidad de los sabores de Oriente Medio. Los mezze fríos y calientes, como el tabbouleh y el kibbeh frito, son sabores habituales, mientras que el kebab halabi de cordero picado con muhammara y sazonado con chile, canela, cilantro y pimentón es una deliciosa sorpresa para el paladar.