Para empezar, es preciso trocear el pollo. Sazona todas las piezas con sal y pimienta, asegurándote de cubrirlas todas de manera uniforme. Este paso es fundamental para que el pollo quede bien sabroso.
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Pollo al ajillo: ingredientes y receta
El pollo al ajillo es una de esas recetas clásicas que, por su sencillez y sabor, han perdurado en la tradición culinaria española. Aunque su origen exacto es difícil de rastrear, este plato ha conquistado tanto los hogares como los restaurantes por su perfecta combinación de ajo, pollo y vino, y porque su preparación no requiere ingredientes complicados ni técnicas avanzadas. Una opción fácil y sabrosa para para cualquier ocasión.
sirve para
Tiempo Total
Ingredientes
Cómo hacer pollo al ajillo
Step 01
Step 02
En una sartén amplia, calienta el aceite de oliva a fuego medio-alto. Dora el pollo por ambos lados hasta que la piel quede crujiente. Es importante que no amontones los trozos para que se doren bien; si fuera necesario, cocina los trozos en varias tandas.
Step 03
Pela los dientes de ajo y aplástalos ligeramente para que suelten su sabor durante la cocción. Una vez que el pollo esté dorado, baja el fuego a medio y añade los ajos junto con la hoja de laurel. Cocina todo durante unos minutos, para permitir que los ajos se doren y liberen su aroma sin quemarse.
Step 04
Sube el fuego y vierte el vino blanco en la sartén. Cocina unos minutos para dejar que el alcohol se evapore. Luego, añade el caldo de pollo, baja el fuego nuevamente y cocina durante entre 15 y 20 minutos a fuego lento, hasta que el pollo esté tierno y la salsa haya reducido ligeramente.
Step 05
Si lo deseas, espolvorea perejil fresco picado antes de servir para añadir un toque de color y frescura. Acompaña el plato con pan para aprovechar la deliciosa salsa.
Consejos y trucos
Uno de los factores que es más importante controlar es la temperatura del aceite para evitar que el ajo se queme, ya que esto puede arruinar por completo el sabor de un plato. El truco está en bajar el fuego cuando añades los ajos, para permitir que se cocinen y larguen su aroma sin quemarse.
Si prefieres una cocción más rápida, puedes optar por un corte específico de pollo y utilizar muslos y contramuslos, que suelen ser más jugosos y fáciles de manejar que un pollo entero.
Un detalle fundamental es dorar bien el pollo. Este paso no solo aporta color, sino que también sella los jugos dentro del pollo, lo que ayuda a mantenerlo tierno.
Variantes
El pollo al ajillo tiene muchas versiones, y cada región y cocinero suele darle su propio toque. Entre las variantes que te proponemos se cuentan la variante con limón, que agrega un toque de zumo de limón hacia el final de la cocción para aportar frescura y acidez. Otra opción para quienes disfrutan de un toque picante es añadir una guindilla junto con los ajos, lo que le dará un carácter más definido y atrevido al plato. Por último, puedes probar la opción con vinagre de Jerez en lugar de vino, una alternativa que algunos cocineros emplean para aportar un matiz más ácido y profundo.
Con qué acompañar el pollo al ajillo
Debido a que se trata de una receta de sabor delicado, el pollo al ajillo se presta a una gran variedad de acompañamientos, según el gusto y la ocasión. Si buscas una opción ligera, puedes acompañarlo con verduras salteadas, como judías verdes, espárragos y zanahorias. Otra opción que permite incluir hidratos de carbono en el plato es combinarlo con arroz blanco, una guarnición sencilla pero efectiva y que hace que el plato resulte más saciante. También puedes acompañar con rodajas de pan rústico, ideal para mojar en la salsa, o con patatas fritas o al horno, que absorben la salsa del pollo y por eso resultan una combinación irresistible.
Cómo conservar el pollo al ajillo
El pollo al ajillo se conserva muy bien, lo que lo convierte en una excelente opción para preparar con antelación o para aprovechar las sobras. Si lo guardas en un recipiente hermético, puede durar entre 2 a 3 días en la nevera. Para recalentarlo, hazlo a fuego lento en una sartén para que no pierda jugosidad. Si quieres que dure más tiempo, puedes optar por congelarlo. Para eso, espera a que el pollo se enfríe y colócalo con su salsa en un recipiente apto para congelador. Podrás conservarlo hasta 3 meses. Para descongelarlo, es preferible hacerlo en la nevera y luego calentar a fuego lento.
Este plato es un ejemplo perfecto de cómo algo sencillo puede ser exquisito. El pollo al ajillo, con su aroma a ajo y vino, es un acierto seguro en la mesa. Y lo mejor de todo es que admite variaciones y acompañamientos que lo hacen único en cada ocasión. Si te has quedado con ganas de más, no te pierdas estas 10 recetas con muslos de pollo.
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