Cómo hacer migas de pan con chorizo

Cortar el pan en trozos pequeño, colocar en un bol y humedecerlo con un poco de agua (solo para hidratar).

En una cacerola, freír en aceite de oliva el chorizo en rodajas, la panceta en trozos y el jamón. Cuando esté todo cocido, añadir los ajos aplastados. Rehogarlos uno o dos minutos.

Agregar las migas a la mezcla anterior y cocinar a fuego suave 10 minutos, removiendo cada tanto.

Servir caliente para disfrutar de todo el sabor.

Con qué acompañar migas de pan con chorizo

Si bien podríamos decir que este plato se basta a sí mismo por la suculencia de sus ingredientes, es posible modificar la receta al gusto para hacer que sea un poco más ligera o, al contrario, más suculenta aún.

Para aligerar las migas, se pueden acompañar con trozos de fruta fresca, y también quitar algún ingrediente animal; por ejemplo, prescindir de la panceta o el jamón.

Si se desea darle más cuerpo, se pueden agregar patatas hervidas, pimientos, algún otro embutido, como la morcilla, o incluso albóndigas.

Consejos y variaciones

El pan que se utilizaba tradicionalmente era el pan duro de días anteriores, como buena receta de aprovechamiento. Hoy en día, se puede utilizar cualquier pan, pero el pan de campo es de los que más se prestan para esta receta.

Dada la sencillez de la receta, no hay requisitos especiales a la hora de servir. Sin embargo se dice que una tradicional cazuela de barro es una excelente exaltadora del sabor, por lo que se recomienda usar este tipo de vajilla.

En cuanto a variaciones, se pueden incluir ingredientes al gusto que agreguen sabores intensos, como sardinas, o toques agridulces, como las pasas de uva. En Andalucía, por ejemplo, en lugar de pan se utiliza sémola de trigo.

Migas tradicionales: historia y orígenes

Según las diferentes historias que pueden encontrarse sobre este tradicional plato, el origen de las migas se remonta a las épocas del Imperio Romano, en el que ya se utilizaba el pan en rebanadas mojado y salteado con grasa para preparar un plato similar al que conocemos hoy.

Con la llegada de los musulmanes a la península ibérica, se introdujeron platos árabes que empleaban el pan como base, como el tharid, plato que comían solo las clases más distinguidas, y que podrían considerarse precursores de las migas modernas.

En la Edad Moderna, comenzó a tomar forma el plato como lo conocemos: las migas pastoriles. Esto fue gracias a la popularización de las migas y las sopas de pan, principalmente en las zonas rurales, entre los agricultores y ganadores trashumantes, debido a que se trataba de una elaboración sencilla y económica. Si bien al comienzo se trataba de un plato simple con poquísimos ingredientes, luego se le fueron agregando otros para hacer que el plato resultara más sabroso y suculento, como chorizo, patatas, huevo y otros ingredientes al gusto.