Ya han pasado diez días desde que un terremoto de magnitud 7,5 sacudió el sureste de Turquía y Siria. A estas alturas, la esperanza de encontrar supervivientes es casi nula. Poco a poco empezamos a conocer la magnitud real de la devastación y las pérdidas y el pueblo turco tendrá que dar los primeros pasos en el largo camino hacia la reconstrucción de un país devastado. Por supuesto, para ello hará falta ayuda, dice Fatih Tutak, chef propietario del restaurante Turk, con dos estrellas Michelin, en Estambul.
El petición del chef Tutak
"Los restaurantes pueden ayudarnos", dice Tutak. "Si pudieran organizar una noche en ayuda de las víctimas del terremoto... no se imaginan lo mucho que ayudarían y lo agradecidos que les estaríamos si pudieran donar los ingresos de un solo día a la gente de Turquía. La gente está desesperada, necesita ayuda".
Tutak conoce de primera mano la devastación, pues acaba de regresar de la zona. Al día siguiente del seísmo, el chef decidió inmediatamente subirse al coche y dirigirse a la tragedia.
Cajas de ayuda
"Desde Estambul no me hacía una idea de la magnitud del desastre", dice Tutak. "Pensé que no podía quedarme aquí, sin hacer nada, y quedarme mirando desde la distancoa. Pensé que la gente podría necesitar comida. Así que le dije a mi equipo que hiciera las maletas y nos trasladamos a la zona del terremoto. Fue una decisión impulsiva".
Ayuda a las víctimas del terremoto donando aquí
No había ninguna infraestructura de emergencia a la que Tutak se pudiera conectar, sólo un chef en su coche con varios miembros de su equipo, dando vueltas e intentando decidir cómo ayudar. Tutak hizo un llamamiento de ayuda en su página de Instagram, buscando una cocina donde cocinar.
"Cuando me puse a conducir no sabía a dónde iba. Simplemente empecé a enviar mensajes por ahí diciendo que estaba buscando una cocina para poder cocinar y darle de comer a la gente. Pedí ayuda. Mucha gente se puso a buscar un sitio. Una empresa de cocinas me llamó y me dijo que tenían una cocina móvil y un camión y que podía utilizarlos".
Tutak y su equipo condujeron durante la noche, desde Estambul, por lo que la magnitud del desastre quedó oculta al amparo de la oscuridad. Más tarde, a las cinco de la mañana, cuando empezaba a salir el sol, la primera luz reveló una escena apocalíptica.
"Vi fuego y ambulancias, gente gritando, luces... edificios arrasados... Era un desastre total. Es como despertarse de repente en una película de terror. La escena cambió de repente. Le dije a mi equipo que no mirara alrededor, porque es imposible parar de llorar. Vi gente muriendo, es terrible".
El número de víctimas mortales de la terrible catástrofe asciende hasta ahora a 40.000 y no deja de aumentar. Tutak cree que esa cifra es sólo una parte de las víctimas mortales. En su opinión, el número de víctimas podría ser muy superior.
"Uno de cada tres edificios ha desaparecido, ha sido arrasado. Quiero decir que deben ser más de 100.000, incluso hasta 200.000, no sé la cifra real, pero no es lo que dicen, seguro.
"Imagina la peor película de terror que hayas visto: pues bien, esto es infinitamente veces peor. Es un desastre terrible. La cantidad de muertos es inimaginable, nunca había visto nada igual. Dicen que ha perdido la vida unas 35.000 o 40.000 personas, pero sólo en Iskanderun podrían haber muerto 50.000 personas. Es un desastre absoluto y no todo sale en la televisión. Creo que la situación es mucho peor de lo que se da a entender".
Al final, Tutak cogió el camión de comida y condujo por Iskenderun, buscando un lugar donde instalarse y cocinar. A continuación, consiguió alimentos y suministros que llegaban de Estambul y otras partes de Turquía. Una vez lo puso todo en marcha, pudo alimentar a 12.000 personas cada día.
Sin embargo, Tutak y su equipo no podían quedarse allí para siempre. Tiene un negocio que atender y gente para la que cocinar en Estambul.
"No podemos hacer nada más, así que tenemos que intentar continuar con la mayor normalidad posible", afirma.