El trigo sarraceno, también conocido como alforfón, es una de las últimas incorporaciones de moda de la cocina vegetariana. Si bien no es estrictamente un cereal, ya que no pertenece a la familia de las gramíneas, donde podemos encontrar el trigo, el centeno o la cebada, se lo consume como si lo fuera. La principal diferencia es que posee una elevada carga proteica y además no contiene gluten, y eso lo ubica cada vez más en la gastronomía saludable. Aquí os contaremos acerca del origen, las propiedades y cómo cocinar esta planta poligonácea, cuyos granos son conocidos popularmente como trigo sarraceno.
Origen del trigo sarraceno
El trigo sarraceno o alforfón es una planta que pertenece a la familia de las poligonáceas, y que produce un tipo de grano de forma triangular, apto tanto para consumo humano como animal. Su origen puede rastrearse 7.000 años atrás, allá por la región noroeste de Asia. Su cultivo se expandió por las zonas de Siberia y Manchuria, y luego por Asia Central. A pesar de que tradicionalmente el alforfón creció en tierras poco fértiles, llegó a Europa aproximadamente en el siglo XVI, de la mano de la influencia de la agricultura oriental. El trigo sarraceno era utilizado para alimentar al ganado, así como a las personas más pobres o los campesinos. Sin embargo, en Asia era mucho más valorado, ya que conocían su capacidad nutritiva y sus propiedades saludables.
Actualmente, Rusia y China son los principales productores de este seudo trigo a nivel mundial, aunque poco a poco se está intentando producir esta planta en países con similares características climáticas.
El trigo sarraceno: ¿una alternativa sin gluten?
Efectivamente, el trigo sarraceno es una alternativa sin gluten, a pesar de que a simple vista podemos pensar lo contrario, especialmente porque su nombre hace referencia a un cereal tradicional. Lo cierto es que este tipo de trigo poco tiene que ver con lo que comúnmente conocemos como tal, y por lo tanto, sus características nutricionales también son otras. Como se lo puede utilizar en diferentes tipos de recetas y preparaciones, incluídos los panificados, el trigo sarraceno es una excelente opción para quienes tienen que llevar una dieta libre de gluten. Además, tiene otras propiedades muy buenas para la salud, que lo hacen también una buena alternativa para todas las personas en general, que desean mantener una alimentación sana y balanceada.
Sin embargo, siempre es importante aclarar que lo mejor es consumir productos que tengan una certificación oficial, en este caso referida a la ausencia de gluten, para evitar riesgo de contaminación de otros alimentos que pudiera afectar la composición original.
Beneficios del trigo sarraceno
El trigo sarraceno, además de ser una excelente alternativa para llevar una alimentación libre de gluten, aporta una variedad de beneficios a nuestro organismo que vale la pena tener en cuenta. Es por ello que cada vez más se lo incorpora a las dietas vegetarianas y veganas.
Entre sus principales beneficios se destaca la importante cantidad de fibras que posee, lo que hace que ayude a controlar los niveles de azúcar en sangre. Además, su consumo es muy bueno para la salud cardiovascular, ya que contiene sustancias tales como el magnesio o el cobre. También aporta componentes para mantener altas nuestras defensas, y por su alto contenido de fósforo, el trigo sarraceno es ideal para un buen crecimiento de los tejidos corporales.
Este pseudo trigo posee además cualidades antioxidantes, es ideal para combatir la anemia y para mantener en buen estado nuestro sistema óseo y nuestro sistema digestivo. El consumo de trigo sarraceno es también recomendado para proporcionar niveles altos de colesterol HDL, conocido como el colesterol bueno. Hay quienes recomiendan consumir este trigo durante el invierno, ya que tiene capacidad para calentar los riñones. Por su gran aporte energético, es ideal para consumirlo por las mañanas.
Propiedades nutricionales del trigo sarraceno
Como ya os contamos, el trigo sarraceno se caracteriza por sus beneficiosas propiedades nutricionales, superiores a las de los cereales tradicionales. Los hidratos de carbono que contiene este trigo se absorben en forma de almidón, lo que produce el efecto regulador del azúcar en sangre, y por esto es apto para diabéticos, y para prevenir la diabetes tipo 2.
Por otro lado, si bien 100 gramos de trigo sarraceno contienen aproximadamente 330 kcal., éstas son de origen vegetal, y se reparten entre manosa, galactosa, xilosa y ácido glucurónico. Además, este trigo contiene fibra, proteínas, ácidos monoinsaturados, así como también fósforo, potasio, sodio, y vitaminas B1, B2, B3 y E.
La composición nutricional del trigo sarraceno hace que su consumo contribuya a un buen funcionamiento general de nuestro organismo, potenciando nuestro sistema de defensas y fortaleciendo nuestra salud cardiovascular.
Contraindicaciones del trigo sarraceno
Si bien el trigo sarraceno está cada vez más presente en dietas sanas y saludables, su consumo puede presentar algunas contraindicaciones que es importante considerar. Por ejemplo, puede desarrollar algún tipo de alergia en ciertas personas, llegando a provocar náuseas o mareos.
El contenido de fibra de este trigo puede ser demasiado para algunos sistemas digestivos, generando malestar estomacal, gases o cólicos. Aquellas personas que sufren de enfermedades relacionadas al estómago también deberían evaluar el consumo de trigo sarraceno, ya que si bien es apto para celíacos, el procesamiento del grano puede presentar contaminación cruzada. Es por ello que siempre se recomienda comprobar el etiquetado del producto.
Cómo cocinar el trigo sarraceno
Si bien las tiendas podéis conseguir el trigo sarraceno en diferentes versiones, como la harina ya procesada o la pasta de trigo sarraceno, aquí os explicaremos cómo cocinar adecuadamente el grano de trigo sarraceno.
Para ello es necesario dejar reposar durante toda una noche una taza de trigo en remojo con agua. Esto es fundamental para que se inactiven sus antinutrientes, y sea mucho más fácil la digestión del mismo. Además, mejora la asimilación de los minerales. Luego, al otro día, se debe descartar el agua utilizada y enjuagar bien los granos de trigo. Se puede añadir también una pizca de sal o un poco de alga kombu, como aditivo salado natural. Una vez bien escurrido el trigo, se tuesta ligeramente en una sartén sin aceite y se llevan a hervir dos tazas de agua mineral en una olla, a la cual se le agrega el trigo levemente tostado cuando el agua rompe en hervor. Se recomienda una cocción a fuego lento, por aproximadamente 25 minutos.
Con el trigo cocido de esta manera, se pueden preparar riquísimas y nutritivas ensaladas. Si preferís comprar directamente harina de trigo sarraceno, ésta se puede utilizar para hacer pan casero, que también se puede combinar con avena u otro grano o semilla, o para preparar galletas o tartas.
Si queréis conocer más acerca de otros tipos de trigo, os invitamos a seguir leyendo sobre el trigo bulgur y cómo prepararlo.